Quiero decirles a las personas lo que la cruz significa. No la cruz que cuelga de la pared, on en los cuellos de las personas. Sino la verdadera cruz de Cristo. Marcada y manchada de sangre, su cruz era una cruz escarpada. Muchos reaccionarán a este mensaje, pero es la verdad. Con todo mi corazón, quiero que la gente sepa esta verdad: Él te ama. Él está dispuesto a perdonarte tus pecados.
La vida se desperdicia si no comprendemos la gloria de la cruz, apreciala por el tesoro que es, y aferrate a ella como el precio más alto de cada placer y el consuelo más profundo en cada dolor. Lo que a una vez fue tontería para nosotros - un Dios crucificado - debe convertirse en nuestra sabiduría y nuestro poder y nuestro único orgullo en este mundo.
Antes de ver la cruz como algo hecho para nosotros, tenemos que verla como algo hecho por nosotros.
La Cruz es la expresión eterna de hasta dónde llegará Dios para restaurar la comunidad quebrantada.
El sufrimiento nos invita a poner nuestras heridas en manos más grandes. En Cristo vemos a Dios sufriendo -- por nosotros. Y nos llama a compartir en el amor sufriente de Dios por un mundo herido. Los dolores pequeños e incluso abrumadores de nuestra vida están íntimamente conectados con los dolores mayores de Cristo. Nuestras penas diarias están ancladas en un dolor mayor y por lo tanto en una esperanza más grande.
La cruz de Cristo... en un acto creativo, Dios transformo la tortura y muerte de una persona inocente a fuente de vida nueva para innumerables personas.
La cruz no es el fin terrible de una vida feliz y temerosa de Dios, sino que nos encuentra al comienzo de nuestra comunión con Cristo.
Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén.